Pablo Pilanski e Ignacio Gamarra
La Final Nº 118 del Abierto Argentino de Hurlingham fue pura emoción hasta el último segundo. En un partido que trajo a la memoria la última final de Tortugas, La Dolfina se consagró campeón por 19 a 18 en uno de los torneos más importantes del mundo, mientras que dejó con las manos vacías y sin chances de Triple Corona a un Ellerstina que dio lucha hasta el final, cuando la campana le impidió empatar a Nicolás Pieres.
En un partido que se está volviendo un clásico, a Adolfo Cambiaso, el mejor jugador de la historia del polo mundial, se lo notaba más molesto por haber bajado el nivel en los últimos chukkers que por haber salido campeón: “Qué hicimos bien para ganar el partido? Nada, metimos un par de jugadas buenas al final, y teníamos una diferencia de 5. Éramos muy chotos si perdíamos. No se nos llegó a fruncir, pero tengo calentura”.
Ante la pregunta sobre la similitud con la final de Tortugas, en la que Ellerstina dio vuelta el resultado cuando se cerraba el encuentro, respondió: “No se me fue el sabor amargo todavía, porque deberíamos haberlo ganado por seis goles. Tenemos que aprender a cerrar los partidos en el último chukker y poder mantener la diferencia. Pero no me preocupa, porque gané, aunque me molesta. Cuando te pasan estas cosas se aprende, y si la vez pasada perdimos, esta vez pudimos ganarlo, así que la próxima tenemos que ganarlo por cinco”.
Siempre perfeccionista, “Adolfito” definió sus sensaciones, mezcla de alegría y rabia: “Ganamos el segundo torneo más importante de la Argentina y del mundo, así que estoy contento, pero tendríamos que haberlo ganado por más”.